IXTAPALUCA, Estado de México, 16 de junio de 2025.
Hace exactamente cuatro años, Felipe Arvizu de la Luz —entonces aspirante a la presidencia municipal— grabó un video empapado por la lluvia para exigir a la alcaldesa en funciones, Maricela Serrano Hernández, una respuesta inmediata a las inundaciones que azotaban al municipio. Aquel registro, de gran carga emocional, se viralizó en redes sociales y se convirtió en símbolo de la inconformidad ciudadana por la falta de infraestructura pluvial.

Hoy, con Arvizu ya investido como presidente municipal, la historia se repite: las precipitaciones de las últimas horas dejaron calles anegadas, viviendas dañadas, vehículos varados y familias aisladas en varias colonias, pero el alcalde permanece sin emitir declaraciones públicas ni recorrer las zonas siniestradas.

La ausencia de un posicionamiento oficial contrasta con la reacción de autoridades de municipios vecinos, que han supervisado de manera personal las labores de desazolve y la entrega de apoyos emergentes. “Hace unos años se empapaba para ganar votos; ahora ni una foto se toma desde las colonias bajo el agua”, lamentó una habitante de El Molino, afectada por el desbordamiento de una barranca.

Elementos de Protección Civil y del Organismo Descentralizado de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (ODAPAS) han intervenido de forma aislada, sin la coordinación visible del edil. Vecinos y comerciantes reprochan lo que califican de “gobierno de escritorio” y exigen obras definitivas que mitiguen, cada temporada de lluvias, el miedo y las pérdidas materiales.

Las críticas también apuntan a la agenda pública del alcalde, quien ha difundido reuniones con funcionarios federales y estatales, pero no ha acudido a los puntos críticos del municipio. “Que deje de esperar dádivas y se ponga a trabajar”, reclamó un colono.

El video de 2021, en el que Arvizu clamaba “¡Esto no puede seguir así!”, circula de nuevo en redes sociales acompañado de comentarios irónicos: “¿Alguien ha visto a este hombre últimamente?”. Lo que entonces fue una exigencia a la autoridad se ha convertido, cuatro años después, en un boomerang político para el propio alcalde.

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